Backtori Golen Zúñiga
Usualmente una suele escribir sobre aquello que ya ha investigado, sin embargo, en esta ocasión he decidido hablar de algo que me inquieta y de lo cual deseo saber más.
A lo largo de la pandemia he compartido a través de mensajes, audios, llamadas telefónicas y más recientemente cafés; con amigas, que son profesionales y madres.
De pronto comencé a percibir todo lo que ha implicado para ellas, sobrevivir a la pandemia en las condiciones en las que tuvieron que hacerlo. Así como la forma en que ha sido invisibilizado el impacto que todo esto ha tenido sobre sus vidas y sobre sus cuerpos.
Y es que si bien, su vida cotidiana estaba constituida por múltiples jornadas como lo eran su trabajo productivo y reproductivo, las medidas tomadas frente a la pandemia, vinieron a reconfigurar por completo su cotidianidad y la distribución de sus roles.
“Las medidas de confinamiento buscan proteger la salud pública y evitar el colapso de los servicios de salud; sin embargo, su aplicación no es neutra desde el punto de vista de género. Los hogares se han convertido en el espacio donde todo ocurre: el cuidado, la educación de los niños, niñas y adolescentes, la socialización, y el trabajo productivo; lo que ha exacerbado la crisis de los cuidados. Se ha incrementado la carga de trabajo relacionada con el cuidado y la atención a las personas, cuya respuesta debería ser colectiva. Sin embargo, la realidad es que esta no se distribuye equitativamente, sino que recae principalmente en las mujeres, y no está valorada ni social ni económicamente”. (CIM, 2020, pp 5)
Y es que esta fue una de las realidades de muchísimas mujeres, madres, hijas, trabajadoras, profesionales durante la pandemia, donde el espacio público y privado, así como el trabajo productivo y reproductivo comenzaron a suceder de manera simultánea en su hogar y en medio de una crisis sanitaria llena de incertidumbre.
Como bien lo menciona Ana: “no es lo mismo levantarse, alistarse, llevar a tu hija al kínder, tomar el tren al trabajo, almorzar tranquila, terminar de trabajar, recoger a tu hija y llegar a la casa a cocinar, cuidar, estudiar y compartir” …..que levantarse y tener que hacer el desayuno, mientras cuidas a tu hija, le ayudas con la tareas del kínder, atiendes una llamada de trabajo, le das de comer, haces un informe, juegas con ella, prendes las cámara de una reunión de zoom” (Mujer entrevistada 8 de noviembre 2022)
La siguiente imagen es una foto de un dibujo de Sari, niña de 3 años hija de Ana en media pandemia agarrando a escondidas la agenda de trabajo de su mama para practicar escribir su nombre…. mientras Ana estaba en una reunión virtual de su trabajo.
Fuente: Hija de Ana.
Karen cuenta que cuando comenzó la pandemia su mayor preocupación era sobrevivir, así fuera a costa de su propia existencia. Expresa que, “tuvo que priorizar, no priorizarse. Porque no podría renunciar ni a su maternidad, ni a su trabajo”. Esto ha traído consecuencias irreparables sobre su salud física, mental y emocional. Hay estudios que indican que la pandemia vino a retroceder más de 10 años la brecha de género en cuanto el acceso a derechos por parte de las mujeres. (Mujer entrevistada 9 de noviembre 2022)
Fuente: Yury Alfaro Arias
El meme anterior refleja una disyuntiva a la que se vieron enfrentadas las mujeres que realizaron teletrabajo, mientras que debían realizar labores de cuido y crianza con personas menores de edad a su cargo, debido a las medidas sanitarias a nivel nacional.
Y es que uno de los principales retos de las medidas tomadas durante la pandemia, fue lo poco que estaba establecido en algunas instituciones el teletrabajo y lo mucho que hubo que aprender en relación al uso de herramientas tecnológicas, dejando un vacío importante en la creación de reglamentos y protocolos institucionales con perspectiva de género para el trabajo remoto.
Tanto Ana, como Karen consideran que las políticas de teletrabajo no se encuentran en correspondencia con las políticas de cuido, ocasionando una sensación de culpa en todas aquellas mujeres que día a día debían cuidar y trabajar de manera simultánea.
Una lectura de más de 500 documentos normativos publicados en el Diario Oficial La Gaceta, entre marzo del año 2020 y junio de 2021, como decretos ejecutivos, directrices, circulares, resoluciones, proyectos de ley, leyes aprobadas, acuerdos institucionales, comunicados de prensa, entre otros relacionados específicamente con el COVID-19, indica que el enfoque de género no ha permeado la atención de la crisis, pues apenas se detectaron 25 medidas en las que hay referencia a las desigualdades que enfrentan las mujeres (INAMU, 2021 pp 38).
Karen considera que es necesario evidenciar las diferentes realidades, expresa “yo sé y estoy totalmente consciente como trabajadora social, de lo difícil que son las diversas realidades económicas y sociales que enfrentan muchas mujeres. Lo que quisiera a veces es que no se invisibilicen las múltiples realidades y opresiones, que no se crea que cuando alguien estudia y tiene una profesión o trabajo, automáticamente le va de lo más bien y tiene que estar agradecida. No es cierto, es importante rescatar eso, es un tema de violencia de género hacía todas, que impacta distinto. Parece que a nadie le importa, nadie hace nada, cada quien en su privacidad vea ver como resuelve el día a día y hagamos como que no pasó nada y que todo está bien, eso tiene que cambiar”. (Mujer entrevistada 9 de noviembre 2022)
Considero importante aclarar que partí de la realidad de un círculo de personas cercanas, para narrar un poco las vivencias de mujeres, madres, amigas, trabajadoras y profesionales. Esto con la conciencia y el reto de saber que existen muchas otras realidades, contextos, condiciones y voces de mujeres que merecen ser nombradas.
Ante este escenario me surgen algunas preguntas que, como investigadora, espero poder seguir profundizando, en relación a cuál ha sido la vivencia de diversas mujeres, en sus diversas realidades en relación a la pandemia, como, por ejemplo:
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¿Cuál fue su vivencia inmediata frente a la emergencia sanitaria COVID 19?
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¿Qué paso con sus condiciones de trabajo, de qué manera cambio su cotidianidad?
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¿Qué implicaciones tuvo el confinamiento y las transformaciones del espacio público - privado y el trabajo productivo - reproductivo?
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¿Cuáles manifestaciones de violencia enfrentaron y cuales estrategias le permitieron sobrevivir ese momento?
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¿Cómo ha vivido la “nueva normalidad post pandemia”? ¿Qué retos enfrentan esta nueva etapa?
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¿Hacía donde deberían de ir dirigidas las políticas para promover los derechos de las mujeres, atendiendo las implicaciones e impactos que todos estos cambios han tenido sobre sus vidas y cuerpos?
Para terminar este blog me gustaría compartir un dibujo de Eva, la hija de Karen, de 6 años, que plasmó cómo sería una mujer en una realidad con espacios más equitativos.
Como lo indica CEPAL (2021) una sociedad donde la corresponsabilidad del cuido se realizará entre hombres y mujeres, con participación del Estado, el mercado y las familias, y donde haya políticas de salud y educación vinculadas, sin que eso implique recargar el trabajo no remunerado en las mujeres.
Fuente: Eva hija de Karen.
Bibliografía:
-CEPAL (2021) Informe especial COVID-19. La autonomía económica de
las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad.
Encontrar en: https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/46633/5/S2000740_es.pdf
-Comisión Interamericana de Mujeres (CIM- OEA (2020) COVID-19 en la vida de las mujeres: Razones para reconocer los impactos diferenciados. (OAS. Documentos oficiales; OEA/Ser.L/II.6.25). Encontrar en: https://www.oas.org/es/cim/docs/ArgumentarioCOVID19-ES.pdf
-Instituto Nacional de las Mujeres (2021) Afectaciones del COVID-19 en la vida de las mujeres en Costa Rica. – 1 ed. – San José: Instituto Nacional de las Mujeres,
2021. (Colección Producción de conocimiento; n. 52; Aportes teóricos; n. 20)
1 recurso en línea (216 p.); PDF: 10 Gb. Encontrado en https://www.cepal.org/sites/default/files/document/files/cri_inamu_medidas_para_proteger_a_las_mujeres_ante_el_impacto_del_covid-19_200623.pdf