M.Sc.Patricia Oliva Barboza

 

A propósito del reconocimiento de otros saberes y otras formas de construir conocimiento hoy quiero referirme al cuerpo como una posibilidad para generar reflexiones. El cuerpo que llevamos y nos lleva, con el que caminamos, respiramos, comemos…vivimos; registra mucha más información de la que imaginamos, pero no siempre lo identificamos como una fuente poderosa de investigación. Y sí que lo es…

 

blog conocimiento encarnadoNo es casualidad que dentro de un sistema dicotómico cuerpo-mente, sea la cuerpa la que se coloque siempre en un segundo plano, por otra parte, siguiendo la construcción histórica sexo-genérica aprendimos a encasillar erróneamente lo corporal con lo femenino, lo instintivo y lo emocional en una misma línea de invisibilidad.

El cuerpo sigue desvalorizado frente al raciocinio, pero existe un lenguaje corporal y un archivo ( no únicamente visto como archivo médico) sino como archivo propio cargado de sensaciones que pueden transformarse en análisis interesantes, son muchos los saberes que se esconden en él.
El cuerpo no es sólo un cúmulo de órganos, posee formas únicas de recuperar experiencias que se pueden leer y transformar en información que sólo se siente, se genera y permanece en el cuerpo. Cada parte del cuerpo puede ser un relato.

Una vez más me remito a los estudios y luchas feministas que históricamente han ubicado en la cuerpa ese lugar para reclamar y enfrentar las manifestaciones de la violencia vivida. Eso me hace cuestionar: ¿Si ha sido en la cuerpa donde se registran esas manifestaciones, también en la cuerpa se pueden rebuscar las respuestas?. Mirarnos hacia adentro sería un primer paso.

Al indagar más en profundidad sobre las corporalidades descubro que no es sólo una frase o una consigna feminista, el cuerpo es el lugar donde tenemos y podemos empezar a leer, a estudiar y a buscar formas de luchar contra la expropiación.

Hay preguntas y afirmaciones que nacen del cuerpo. No podemos seguir permitiendo que los sistemas de poder quieran silenciar sus sentidos, ni que la cuerpa desaparezca como posibilidad de diálogo y comunicación.

Hay distintas formas de observar, la que hemos aprendido como observación no es la única. Existe la que surge y se centraliza en la vista, llamada oculocentrista pero existe la mirada corporalizada, Rivera Cusicanqui, citada por Verónica Gago, nos sugiere desconfiar de las formas tradicionales de observar:

“Se trata de conocer con el chuyma, que incluye pulmón, corazón e hígado. Conocer es respirar y latir. Y supone un metabolismo y un ritmo con el cosmos”. Así conocer es una práctica política de un cuerpo que se rehace, que se compone y se desborda”1.

La teórica Valls Llobet1 referente en estudios sobre cuerpo y corporalidades afirma que no será posible pensar en un avance feminista que no implique una experiencia corporal, una experiencia “del cuerpo visto y vivido”.

Desde la práctica colectiva con y desde nuestras corporalidades y desde las otras, podemos ir reconstruyendo una teoría política corporal, que puede ser el inicio de un cuestionamiento frente a las formas tradicionales de producir teoría.
Es indispensable in-corporarse, resistir e insistir en bailar, leer, escribir y pensar desde la cuerpa.


1 Gago, Verónica. Principio Silvia Rivera Cusicanqui: fragilizar el pensamiento para hacerlo rebelde. Gago, “Principio Silvia Rivera…” Revista de Estudios y Políticas de Género. Número 6 / abril 2022 / pp. 19-36

2 Valls Llobet, Carmen. Mujeres Invisibles. Instituto de la Mujer. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Barcelona. 2008