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Resumen

En la historia de vida de las mujeres mesoamericanas observamos una grave separatividad de ellas como “sujeto”: su subjetividad escindida crea la ilusión de un existencia “para otros/as” y no “para sí”. En términos de espiritualidades esto se traduce en una negación de identidad porque la mujer está sumida en circunstancias que absorben su vida y que le impiden verse a sí misma como fuente de espiritualidades. Por lo tanto nuestro enfoque de espiritualidad habla del “cuidado de sí” de las mujeres, como eje de su contestación a la sistemática aplicación de violencias interseccionales de que son víctimas dentro del sistema sexista, clasista, extraccionista, neocolonial, clerical, discapacitofóbico, adultocéntrico, racista y diversifóbico. Cuando se cita el “cuidado de sí” como núcleo de esta espiritualidad se debe tener en cuenta el contexto de la tipología siguiente que le otorga un sentido bien acotado.

La auto-trascendencia o “cuidado de sí” refleja una condición en que una mujer desarrolla sus respuestas espirituales ante la violencia-interseccional: como síntesis del origen y desarrollo de esa violencia observamos cuatro tipos de respuesta espiritual de las mujeres mesomericanas: en el dualismo cuerpo alma se ofrece una respuesta de reproducción de dicha violencia sin ningún cuestionamiento; en el orden de la inmanencia abierta sí se produce un cuestionamiento a la violencia experimentada; en el de inmanencia cerrada aunque hay una respuesta de cuestionamiento a la violencia, no se alcanza el nivel de cuestionamiento que alcance la autotrascendencia de la situación de violencia y finalmente la respuesta de “cuidado de sí” es un punto de partida de auto-trascendencia particular porque la violencia ejercida en contra del cuerpo, del emocionar y de la vida comunitaria de una mujer, es detectada y confrontada consciente y abiertamente por ella.

Emerge así una espiritualidad que responde a tres cuestiones básicas en la unidad compleja de la conciencia de estas mujeres:

¿Cuál es mi fuente de autoridad espiritual? Aquí se centra el análisis en dos ámbitos de referencia y debate. Por una parte dicha fuente puede ser exógena (del “olvido de sí” o puede ser endógena (del “cuidado de sí”). La oposición principal no es entonces egocentrada sino una recuperación de sí misma que ha estado olvidada o relegada por la violencia experimentada.

¿Qué rasgos tornan inteligibles mis fuentes de autoridad espiritual? Los esquemas de certidumbre pueden justificarse desde un patrón solo racionalizador o bien pueden justificarse desde ámbitos de emocionalidad, de corporalidad o comunalidad por parte de las mujeres. Los tres aspectos dan cuenta de lo que denominamos una espiritualidad del “cuidado de sí”.

¿Qué acción-proyecto de vida orientan mi espiritualidad? Aquí la clave interpretativa general interroga en qué medida es que la respuesta de espiritualidad excluye o no la violencia padecida o experimentada. Aquí podemos interrogar, ¿por qué el “cuidado de sí” no antagoniza con el “cuidado de otras/os”? La respuesta es que en el proyecto de vida que la persona abraza no solo se incluye sus dimensiones de vida comunitaria, su emocionalidad y su corporalidad, sino que –además—estas dimensiones son vividas en común con otras personas y, por definición y en consecuencia, su espiritualidad “del cuidado de sí” tiene alcances para esas otras personas con las cuales se comparte corporal, comunitaria y emocionalmente.

En este caso el encuentro consigo misma como fuente de autoridad espiritual resulta indispensable para discernir tanto la fuente de espiritualidad como sus esquemas de certidumbre, también da 3 impulso a sus proyectos de vida: de lo contrario ella sigue quedando fuera de su más íntima realidad humana, base de su más profunda identidad espiritual.

Equipo investigador:

Investigador principal: Dagoberto Núñez Picado 

Puede consultar la investigacion:  "Espiritualidades a partir de una dimensión interseccional dominante en la vida cotidiana de mujeres mesoamericanas"