Autoras:
Backtori Golen Zúñiga
Daniela Castro Cabalceta
Eliza Vega Romero
Liliana Ramos Zanca
Fuente: Elaboración propia, fotos tomadas de mural en Acomuita, Shiroles, Talmanca. 2024.
Dentro de los territorios indígenas Bribris, el cacao ha sido un elemento muy importante a lo largo del tiempo, estando presente en diversas dimensiones de su vida e historia.
En su cosmovisión, el cacao está vinculado al surgimiento de los pueblos Bribris, ya que Sibö, su deidad, eligió y convirtió a Tsiru, una de las diferentes especies de cacao que hay en la zona (weron, skuaron, tsirú y tsro), en su esposa. Desde entonces, Tsiru (que es el cacao que conocemos tradicionalmente) es un cultivo vital, presente en sus dimensiones culturales, sociales, agro productivas, económicas y ambientales.
Se encuentra presente en la dimensión cultural, ya que es constituyente de su identidad y espiritualidad, siendo un fruto sagrado utilizado en los principales ritos y festividades de la comunidad (nacimientos, primeras menstruaciones, matrimonios, entierros).
Es importante rescatar que no existe una ceremonia del cacao como tal; esta es una tendencia occidental que se ha desarrollado entre los sikuas. Por el contrario, el cacao acompaña las ceremonias de la comunidad como símbolo de purificación. También se utiliza en el día a día para preparar productos medicinales, bebidas y en algunas recetas de cocina.
Aunado a lo anterior, el cacao es uno de los principales productos agrícolas de la comunidad, que se ha comercializado desde siempre. En los años 70, llegó la plaga llamada monilia, que afectó bastante la producción; sin embargo, las comunidades se propusieron hacerle frente a esta situación y seguir produciéndolo de forma orgánica.
Para estos pueblos, poder producir sus productos de una forma natural y en equilibrio con su entorno es muy significativo, por lo que se han esforzado en mejorar la producción de cacao, a la par de proteger y conservar la naturaleza que les rodea.
Fuente: Elaboración propia, 2024.
Sobre la dimensión económica, nos contaban que en sus inicios el cacao funcionó como moneda de intercambio y, aunque se considera un fruto sagrado, Sibö en ningún momento negó que se pudiera cosechar y procesar el fruto.
Las posibilidades laborales han sido escasas en la zona, lo que implica que en muchas ocasiones sus habitantes tengan que migrar para realizar trabajos mal remunerados, que ponen en riesgo su salud, como por ejemplo el trabajo en las bananeras transnacionales.
En cuanto a la dimensión laboral, nos comentaban que, en sus inicios, la forma de comercializar el cacao era a través de la venta de la semilla, y la producción y cosecha del cultivo eran actividades familiares. Sin embargo, el monto de remuneración por la semilla del cacao era realmente bajo.
A lo largo de los años, principalmente las mujeres han ido explorando otras formas de procesar el cacao, haciendo productos diversos como cacao en polvo, pasta, nibs, caramelizado, mermelada, o mezclándolo con otros productos de la zona como caña de azúcar, chile, jengibre, entre otros.
Sobre la dimensión social, han existido esfuerzos liderados por mujeres para generar mejores condiciones de vida y más fuentes de empleo en la comunidad, a través del fomento del turismo rural comunitario, la realización de procesos y capacitaciones para el fortalecimiento organizacional, el fomento de la autonomía de las mujeres y el cultivo y procesamiento del cacao.
Podemos afirmar que el cacao forma parte importante de las economías familiares, de sus relaciones sociales, culturales, organizativas y laborales, así como de su relación con la naturaleza. También se puede afirmar que las mujeres de estos territorios (donde la matrilinealidad es determinante en su sistema cultural) tienen un rol fundamental en la producción y reproducción de la vida y del cacao.
Fuente: Elaboración propia, fotos tomadas de mural en Acomuita, Shiroles, Talamanca. 2024.
Es por lo anterior que decidimos llevar a cabo un proceso comunitario que permitiera rescatar la historia y el valor del cacao en estos territorios, así como su relación con la formación de organizaciones lideradas por mujeres que, a través del trabajo colectivo, apuestan por crear mejores oportunidades para sus comunidades y familias.
A lo largo del año 2024, la editorial Desbordes, el Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo (CICDE) de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) y el Fondo S.O.S Sociocultural del Ministerio de Cultura, junto a mujeres pertenecientes a las organizaciones Asociación de Mujeres Indígenas Bribri y Cabécar de Talamanca (ACOMUITA), Stibrawpa y la Asociación de Turismo, Desarrollo y Agricultura Orgánica Yorkín (Aventuras Naturales), hemos estado trabajando en la realización del proyecto “Se´siwa ujte chok tsiru paké wa” (Rescatando nuestra tradición a través del cacao) en las comunidades de Yorkin, Watsi y Shiroles, en el Territorio Indígena Bribri de Talamanca, en la provincia de Limón, Costa Rica.
Esta iniciativa surgió con la intención de desarrollar un proceso participativo que contribuya a la revalorización y difusión del valor de la organización de las mujeres Bribris en Talamanca y sus familias, así como a dar a conocer la importancia del cacao en estos procesos.
Fuente: Elaboración propia, comunicaciones personales 2024.
Nos pareció relevante repensar el cacao desde una mirada y narrativa femenina, ya que en esta cultura el cacao es visto como un personaje femenino que existe desde la creación de los pueblos indígenas Bribris; son las mujeres las que más se involucran en las cosechas y preparación de productos derivados del cacao. Además, estas tres organizaciones que participan del proyecto fueron creadas y son lideradas por mujeres.
El proyecto ha sido generado desde la diversidad, la interculturalidad y el trabajo en equipo interdisciplinario, hecho por mujeres, con mujeres y para mujeres, utilizando metodologías horizontales, participativas, decoloniales y con perspectiva de género.
E l proceso ha conllevado la revisión de material bibliográfico, varias giras a la comunidad, reuniones de equipo presenciales y virtuales, entrevistas a personas expertas de la comunidad, relatos autobiográficos con lideresas de la zona, talleres socioeducativos de reconstrucción histórica con mujeres de las principales organizaciones vinculadas al proceso y capacitaciones para el fortalecimiento de sus proyectos productivos.
Fuente: Elaboración propia. Talamanca. 2024.
Actualmente estamos trabajando en una publicación que recupere la historia del cacao y de estas tres organizaciones de mujeres a partir de sus propios relatos, junto con el material gráfico que se generó en los talleres socioeducativos y en las sesiones de capacitación. Para finalizar, haremos un encuentro comunitario para compartir los resultados del proceso.
Este proceso nos ha permitido aprender sobre el valor de la diversidad y la interculturalidad, la necesidad del tejido comunitario y la organización frente a los retos actuales, la importancia de la autonomía y liderazgo de las mujeres en territorios indígenas, la relevancia que tiene el cacao en la cultura bribri, sobre formas conscientes de vincularse con la naturaleza, la urgencia de promover espacios para fortalecer el legado ancestral y la posibilidad de promover formas de turismo rural alternativas.
Lic. César Moya Aburto
El pasado 28 de agosto mientras se realizaba un acto protocolario de inauguración de un Ebais en el territorio indígena Tayni, del pueblo cabécar, ubicado en Valle de la Estrella, provincia de Limón, Rodrigo Chaves, Presidente de Costa Rica, mencionó una frase a la que quisiera referirme, pues considero que es cuestionable dicha afirmación, y, a su vez lamentable, por lo que insinúa.
Dice Rodrigo Chaves: “Aquí se aparecen gente de las universidades solo cuando consiguen financiamiento para ellos de ONG internacionales.”
Es sabido que las Universidades Públicas tienen tres grandes áreas de trabajo: la docencia, la investigación y la acción social o extensión, en dichas líneas de trabajo se realizan múltiples tareas y aportes en vinculación con muchos actores sociales o poblaciones. Si bien es cierto, las Universidades tienen que mejorar para cumplir de manera eficiente con sus quehaceres, también es cierto que los proyectos de investigación, los proyectos de acción social y las iniciativas educativas que se realizan con pueblos y territorios indígenas, son ejecutados desde las Universidades con presupuesto y recursos asignado para esta finalidad.
Quisiera comentar breve y puntualmente algunos ejemplos de las labores que se realizan con los pueblos originarios desde la Universidad Estatal a Distancia (UNED), haciendo énfasis en algunas labores de investigación realizadas desde el Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo (CICDE), de la Vicerrectoría de Investigación. Desde el CICDE, junto con un equipo de investigación, conformado por personas indígenas—siete personas indígenas han estado vinculadas y contratadas en distintos momentos como funcionarias en el puesto de investigadoras comunitarias indígenas—y personas académicas no indígenas, se han realizado algunos proyectos de investigación en vinculación y a solicitud de los mismos territorios, que abordan temáticas como: la defensa de derechos, la recuperación de sus tierras-territorios, la organización y gobernanza comunitaria indígena, la reconstrucción de memoria de lucha y los saberes propios indígenas.
Desde dichos proyectos de investigación, el CICDE a lo largo de más de 10 años de trabajo conjunto con pueblos indígenas bribri, cabécar, ngäbe, brörán, se ha aportado y realizado un estimado de más de 150 acciones que van desde la producción de materiales escritos de diversos tipos y formatos, tanto como material para los propios territorios indígenas, como en escritos académicos; asimismo aportes en dictámenes de personas expertas para emitir criterios sobre algún proyecto de ley a solicitud de la Asamblea Legislativa; la elaboración de comunicados y denuncias sobre hechos de violencia contra personas indígenas como aporte para autoridades universitarias y de divulgación de denuncias; además, aportes en la participación y producción de programas de radio y audiovisuales; también, en contribuciones a la generación de conocimiento y debate a través de conferencias, foros y paneles, con participación de personas indígenas, el equipo de investigación, personas expertas y autoridades representantes de instituciones públicas. Estos proyectos de investigación, y las distintas acciones realizadas en el marco de los mismos, se han realizado con recursos humanos y económicos, propios de la UNED. Todas estas actividades pueden ser consultadas en las redes del CICDE1 y de la UNED de acuerdo al tipo de contenido.
Para mencionar, brevemente, otras iniciativas dentro de la UNED vinculadas con pueblos y territorios indígenas, desde la Vicerrectoría de Extensión y Vinculación Territorial, se encuentra el Programa de Gestión Local para pueblos originarios, desde el cual se contribuye con el desarrollo de iniciativas y proyectos comunales, formación en educación no formal y educación técnica.
También, por otro lado, desde la Vicerrectoría de Vida Estudiantil el Programa de Coordinación y Atención Intercultural (PROCAI), desde el cual se gestiona, planifica y operacionaliza proyectos y acciones con enfoque intercultural dirigidas a la democratización de la educación superior a distancia. Este programa ofrece servicios como: acompañamiento con enfoque intercultural para pre ingreso, ingreso, proceso académico, graduación y egreso; mediación ante la Universidad sobre las diversas necesidades estudiantiles, entre otros. En cuanto a docencia, de acuerdo con datos del PROCAI para el año 2023, 1881 personas indígenas formaron parte del estudiantado de la UNED, los mayores porcentajes correspondieron a los pueblos bribri y cabécar. (2024, p. 29). 2
Desde estas áreas de trabajo de las Universidades, vemos como se ha venido gestionando y trabajando desde la UNED en coordinación con los pueblos indígenas desde aportes muy diferentes, por lo que estos ejemplos mencionados anteriormente, son solo algunas breves anotaciones, quedan fuera de este escrito muchas otras iniciativas igual de importantes que muestran los aportes y el trabajo con los pueblos originarios.
Hacer creer a la población costarricense que, si las Universidades Públicas trabajan en colaboración con otras instancias, sean estas públicas, privadas u organizaciones no gubernamentales, están realizando una mala práctica, es como aseverar que, si un grupo de personas en una comunidad o barrio tienen un problema que les afecta, y les interesa resolver, es mejor que cada quien haga lo que crea conveniente por su lado, en lugar de unirse y complementar esfuerzos interna y externamente. No se deberían incitar a la confusión, una cosa es decir que las Universidades no hacen su trabajo si no tienen presupuesto donado por instancias internacionales o de otro tipo, y otra muy diferente, que, cuando la necesidad lo amerita, se puedan buscar alianzas con diferentes tipos de organizaciones para lograr objetivos comunes.
Las Universidades Públicas son aliadas de los pueblos y territorios indígenas, por lo que se debe continuar con las buenas prácticas realizadas hasta el momento, así como mejorar en aquellos aspectos que lo requieran. Las Universidades deben garantizar espacios de coordinación intercultural en las áreas de docencia, investigación y acción social; generar esfuerzos de diálogo en cercanía con las realidades y problemáticas que aquejan a los pueblos originarios; incentivar acciones para que los pueblos indígenas sean cada vez más actores en la toma de decisiones de aquellos proyectos e iniciativas que les implican, donde puedan formar parte de los equipos de trabajo; continuar con los esfuerzos en la formación de estudiantes indígenas, e implementar acciones educativas para la población estudiantil, en materia de derechos de los pueblos indígenas.
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