Por Pablo Sibar
Después de una larga lucha que se empezó en la década de 1980 sin lograr que los gobiernos nos escucharan y después de la Arrastrada de la Asamblea Legislativa del 2010, es que decidimos iniciar con las recuperaciones indígenas de territorio por derecho y por la vía de hecho. Las iniciamos ese mismo año ya que el Estado no nos había dejado otra opción y fue cuando en la comunidad de Cebror de Salitre, se da el da inicio al proceso de violencia que se ha extendido hasta la actualidad. Inclusive siendo cada día mas violento donde tanto se incita a la violencia por diferentes medios como WhatsApp, Facebook y en el Diario La Extra, creando mucha incertidumbre a nivel nacional.
Por eso hablare principalmente de la Recuperación CRUN SHURIN.
Se recupero en la ribera del río y territorio de Térraba en el año 2018. Fuimos 16 familias que pasamos mas de un año a la orilla del portón, viviendo en ranchos de plástico donde los peones de los finqueros día con día nos amenazaban de muerte porque desde el primer día se acordó llevar el Juicio Penal por Justicia Restaurativa entre el Fiscal y el administrador Manrique Ramírez y las y los recuperadores. Pero solo nos engañaron porque meses después el señor Eladio Ramires argumentó con una enfermedad de que no podía firmar nada porque todo se le olvidaba. Pero claro, ya habían acudido al interdicto agrario lo que fue una muy buena jugada que constantemente hacen los usurpadores, ya que en este tipo de juicios no se discute el derecho de la tierra o a quien le pertenece, considerando únicamente quien tiene mejor posición para hacerle frente a la tierra, por lo que los jueces siempre resuelven a favor de ellos los usurpadores, violentando nuestro derecho a disfrutar de la tierra.
Así el 6 de enero de 2019 nos llega la orden de desalojo por lo que tomamos la decisión de hacer la acción directa no violenta y desalojar los peones y que los Ramires sacaran todo lo que era de ellos una vez liberada la finca. Así terminaron de sacar el último ganado que todavía tenían y empezamos a desmembrar el pasto para poder comenzar a sembrar nuestros sagrados alimentos en esta tierra recuperada.
Por eso a casi 5 años después de iniciada la recuperación, las 16 familias tienen vida y ya somos 25 familias para un total de más de 100 beneficiarios que cultivamos nuestros alimentos como, arroz, maíz, yuca, plátanos, bananos, papaya, tubérculos, hortalizas y tenemos animales como vaquitas, caballos, cerdos, gallinas, patos, gansos, perros, gatos y además hemos sembrado una buena cantidad de arboles frutales y lo mas importante, es que tenemos seguridad alimentaria donde vivir vida sana y tierra para cuidarla.
Con las 1000 hectáreas que recuperamos en Crun Shurín, mucha fauna se ha acercado y hemos visto la recuperación de especies como tepescuinte, cusuco, saino venados, oso hormiguero, chulumuco, monos cari blancos, tucanes, cusingas, paloma morada y una variedad de pájaros que hasta han comenzado a pasar las lapas que cuentan nuestros Mayores, que antes que llegara el hombre blanco a talar as montañas, las lapas llegaban a poner y sacar sus crías pero hoy ese bosque lo convirtieron en pasto y ganado, y las habían ahuyentado.
M.Sc. Juan Antonio Gutiérrez Slon
Investigador
En 2011 en tierras brörán de Térraba se oficializó una ceremonia ancestral de apertura ante la visita del Relator Especial de Naciones Unidas para Pueblos Indígena, señor James Anaya, donde el territorio fue protagonista del encuentro, mismo que recibiendo a cientos de personas, también recibió al mayor y cacique ngäbe don Pedro Bejarano para que fuera él quien dirigiera la ceremonia de inauguración habitándolo como un espacio de importancia cultural indígena.
Por su parte, y en medio de las luchas de recuperación por el derecho a la tierra del pueblo bribri de Salitre, en este territorio se han realizado "Jaladas de piedra", como fomento de un proceso comunitario que evoca memorias sobre la tradición bribri y su espiritualidad cultural mediada por el trabajo colectivo.
En el territorio cabécar de China Kichá, las formas de trabajo en las actuales tierras recuperadas, se basan en dinámicas ancestrales de organización comunitaria respecto trabajo, emulando formas colectivas como "la mano cambiada", desde las que se están volviendo a practicar recuerdos comunitarios de este territorio.
Estos pueblos indígenas hacia el sur del país, como hacia el norte con el pueblo Malecu, dan muestras sobre la apropiación cultural de los territorios y el valor de éstos respecto la pervivencia de la cultura indígena. En el territorio malecu de Guatuso, anualmente se realizan torneos deportivos de juegos tradicionales indígenas que convocando jóvenes, personas adultas y la niñez, son espacios de reproducción de prácticas deportivas que rememoran sus legados culturales.
Asimismo, en las altas y bajas montañas de la cordillera de Talamanca, habitantes del pueblo cabécar de todas sus edades, viven su cotidianidad comunicándose desde el idioma cabécar que como lengua vernácula, sostiene todos los recuerdos, prácticas y continuidad de esta antigua cultura originaria. En todos estos casos, así como en la habitabilidad diaria donde se reproduce la medicina y artesanía Huetar, los territorios de Quitirrisí y Zapatón devienen en activos centros de cultura. Siendo que es la protección comunitaria que asegura un territorio indígena, lo que permite su misma continuidad como pueblo originario.
En todos estos casos, así como la culinaria gastronomía chorotega que se mantiene en el territorio Matambú y se deborda por todo el territorio guanacasteco, es que se evidencia la importancia de los territorios indígenas como espacios que potencian la pertenencia cultural y fortalecen la identidad étnica de cada uno de los ocho pueblos indígenas de Costa Rica.
De esta manera es concluyente que la defensa de los territorios indígenas no se da solo por derecho positivo y consuetudinario, sino por ser espacios potenciadores de las culturas ancestrales; por eso se lucha defendiéndolos; por su continuidad y por mantenerlos como vivos recuerdos habitables, como memorias espaciales y como herencias de lo intangible. ¡La tierra es el primer derecho indígena, su principal lugar la expresión comunitaria y el espacio central para la pervivencia cultural!
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